El ocaso del Ragnarok

Albrook. Casi como nikea. Claro, con la diferencia de que Albrook nunca fue un hogar.
Viendo hacia atras, no puedo recordar nada agradabale acerca de ese lugar. Pero fue donde conseguimos este bote, el Wind Raker. El bote del cual hora soy capitán, y que navega sobre mares en que la ruina encarnada reside.
Morad.
La misma que abordó nuestro barco, y que amenazo con destruirnos. Y de no haber sido por Palidor, por su cálido abrazo, por su amorosa sombra, lo hubiera conseguido. Yo... yo perdí el control. Yo no se mantener el control. A mi comando, fuerzas elementales que no deberian ser comandadas arrasaron con mi tripulación. Y vivimos, apenas. Solo un puñado de lo que fuimos.
Sephiroto.
Arcan, Shiny. Solo ustedes y yo sabemos lo que debemos de hacer, y lo mucho que podemos perder si no lo hacemos.